Bienvenidos a Limón Brunch Café, un proyecto decorativo donde SKLUM y la empresaria e influencer @pasoapasoblog, ponen su toque característico para conseguir una experiencia y resultado de lo más dulce.
Situado en Pontevedra, ya se ha convertido en uno de los lugares más visitados de la ciudad gallega, donde poder disfrutar de los desayunos, brunch y afterwork más instagrameables.
Y es que Limón, no deja indiferente a nadie. Una experiencia pensada para disfrutar los cinco sentidos, donde la decoración juega un papel clave. Un lienzo decorativo, que sobre la base del estilo industrial consigue combinar piezas nórdicas, vintage y tonos rosados, para un resultado de lo más sweet.
En el interior, las sillas de estilo nórdico y vintage, con toques millennial pink, consiguen el Mix & Match perfecto para tu brunch. Las sillas Alena, con su combinación de madera de abedul y su asiento en caña natural, consiguen un look sofisticado. Mientras que las sillas And, añaden confort.
Una atmósfera ‘retro revival’, donde las mesas de bar de estilo vintage nos llevan a esos aires de café parisino que tanto nos gustan, a la vez que suman funcionalidad y practicidad a la estancia. Oh là là!
Sin duda el sofá Jehrd en velvet, patas doradas, y sus detalles en capitoné del respaldo, consigue ser la pieza estrella. El lugar perfecto para nuestro momento de relax al salir de la oficina. ¿Hacemos un break?
¿Y qué decir de esta esquina para trabajar o estudiar? Marchando un açaí bowl y un pink latte para empezar la jornada con mucha energía. Su menaje en colores pastel, consigue potenciar el estilo y sabor de los mejores desayunos de la ciudad. ¡Imposible resistirse!
En el exterior, las sillas de jardín Alisa ponen el toque chic. Un plus de estilo y funcionalidad, gracias a su estructura en acabado de imitación madera, y su respaldo y asiento trenzados en mimbre sintético, siendo perfectas para zonas de exterior.
Un lugar de ensueño para disfrutar de una tarde con amigxs, un desayuno especial o del café más instagrameable de la ciudad, al que hasta la mismísima Emily en París no se podría resistir.